miércoles, 25 de marzo de 2009

CHINA FRENA LA INVERSION EXTRANJERA

China ya no está tan interesada en el capitalismo occidental. Véase el duro trato dado a Coca-Cola y a varios obligacionistas extranjeros de Asia Aluminum, un grupo metalúrgico de Guangdong. El pragmatismo y la conservación propia vencen a la ideología del libre mercado. La comisión china de vigilancia contra monopolios rechazaba el miércoles los 2.400 millones de dólares ofrecidos por Coca-Cola para comprar Huiyuan, un fabricante de zumos. Probablemente temía la pérdida de una gran marca china y de puestos de trabajo nacionales. Respecto a Asia Aluminum, los obligacionistas extranjeros corren el riesgo de perder toda su inversión tras la retirada de la oferta de un Gobierno local.
La inversión extranjera no sólo disminuye de valor, sino que también pierde importancia. La mayoría de la inversión histórica fue a parar a empresas de manufacturas con bajo valor añadido destinadas a la exportación (el 54% en 2008). Ahora que las exportaciones son sustituidas, finalmente, por el consumo interno, restaurar ese flujo de capital no es una prioridad. China se puede permitir ser más selectiva.
China, al contrario que EE UU, Europa o Australia, está en condiciones de decidir dónde va ese capital. En empresas farmacéuticas y tecnología ecológica, la investigación y los expertos extranjeros siguen siendo indispensables. En zumos de frutas, probablemente no. Mientras no se reduzcan los desequilibrios mundiales que han llenado los bolsillos de China, son de esperar más disputas proteccionistas.


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